abril 27, 2007

Hermanos en el dolor

Más de un millar de temblores se sucedieron durante tres meses en Puerto Aysén. La preocupación de sus habitantes crecía conforme avanzaban los días. Hasta que pasadas las 13:00 horas del fatídico sábado 21 de abril, se concretó el temido mensaje de la naturaleza sobre la costa de la capital de la Undécima región.
Resulta difícil omitir la similitud, guardando las proporciones, que este suceso presenta frente al mundialmente conocido terremoto de Valdivia en 1960. Lo
s movimientos telúricos del fin de semana del 21 de mayo ese año, provocaron la ira de las aguas del Calle Calle, que en definitiva, sumergieron la ciudad.
Chillán no se queda atrás en lo que refiere a antecedentes sísmicos. Y cómo olvidarlo. Era 24 de enero de 1939. Las últimas horas de un día estival, quedaron marcadas a fuego en 30 mil almas chillanenses, sacrificadas por la agresividad del terreno. En su memoria, la Catedral de la ciudad, tan representativa a nivel turístico, rinde homenaje a las víctimas del terremoto.

“Fueron muchos que partieron / hasta el fondo de una fosa / una cruz que se levanta / y que solloza” rezaban los ganadores del Festival Canta Chillán 200
5. Con Chillán 1939 Arturo Rojas y Rodrigo Gutiérrez sensibilizaron los corazones de una ciudad curtida por el desastre. Tanto así, que desde la primera jornada del evento, captaron la complicidad del público asistente –y por cierto, del jurado-, la que les otorgó el primer lugar en la competencia de raíz folklórica.
En tanto, durante el verano de 2007, tras una larga recolección de antecedentes y testimonios, Mario Jara estrenó un documental de primer nivel, con datos fidedignos acerca de la tragedia histórica y característica de la capital de Ñuble. El material audiovisual fue asimilado por el municipio como carta de presentación en actividades que traspasaran las fronteras de la región. Una radiografía de su esencia.
Todavía merodea sobre las veredas de Chillán el fantasma de 1939. Tras 68 años, son pocos los testigos directos que pueden dar fe de esa siniestra experiencia, sin embargo el compilado de documentos verbales y audiovisuales, reviven el 24 de enero desde el más profundo olvido, para situarlo en la portada de la identidad local.
El terremoto que azotó Aysén –o fuerte temblor como calificaron algunos- matriculó a esa ciudad en la lista de las devastadas por tragedias naturales. Pese a los kilómetros que la separan de Chillán, están unidas por la cicatriz del sufrimiento.

Catalina Garcés Rondanelli

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